Aunque
no son tan conocidos como los comunistas y otras ideologías de extrema
izquierda, en España se desarrolló (y aún sigue presente, aunque ha
perdido mucha fuerza) un movimiento anarquista de gran calibre y
violencia. Es una historia llena de atentados, terrorismo y sangre: sin
ir más lejos, son especialmente famosos los asesinatos de Eduardo Dato,
Canalejas y Cánovas del Castillo, tres presidentes del gobierno caídos
en ataques anarquistas.
- Anarquismo en general. Orígenes.
Al
hablar de anarquismo, lo primero que viene a la mente de prácticamente
cualquiera es la ausencia de poder, el caos, el vacío. Ahora bien, ¿qué
es? ¿De dónde surge? ¿Realmente es tan violento y oscuro como se cree?
Aunque
se aprecian algunos indicios de anarquismo en algunos lugares de la
filosofía clásica, generalmente griega (aporta mucho al respecto el
artículo del país http://elpais.com/diario/2010/ 10/30/babelia/1288397533_ 850215.html),
el anarquismo moderno como tal nace de la mano de Proudhon. Este
pensador aparece en la esfera pública a partir de los años 40 del siglo
XIX, grajeándose las simpatías de Karl Marx en un principio (es muy
utilizada su definición de propiedad como un robo). Proudhon (1809-1865)
era hijo de un tonelero de origen francés: su padre ya le influenció
con su pensamiento ideal, del cual se extrae una de sus máximas: la
ganancia no es más que ingreso no ganado, no merecido. Supuso un antes y
un después en la política y los movimientos obreros.
Inspirado
por algunos utópicos franceses como Fourier, fue verdaderamente crítico
con los sistemas de gobierno que conoció. Pronto se destacó por ser un
referente entre las masas obreras, al nivel prácticamente de Marx al
mediados del siglo XIX. Sus dos aportaciones principales son la
filosofía mutualista (primera proyección económica del anarquismo) y una
obra que quedaría como clave en la formación ideológica de la Primera
Internacional Obrera: "De la capacidad política de la clase obrera".
Aunque hay otros pensadores de gran influencia (como Malatesta o Bakunin), el más importante a nivel español es Proudhon.
Al
contrario que otras ideologías, el anarquismo tiene múltiples
vertientes y formas de expresión que se agrupan bajo ese nombre: no
existe un anarquismo como tal, sino la suma de una serie de colectivos
agrupados bajo ese nombre que comparten una serie de características
comunes. Estas son, a grandes rasgos, la defensa de la toma del poder
mediante una revolución espontánea y obrera que agrupe a estudiantes y
campesinos: la concepción de la naturaleza humana como la libertad
absoluta; y la concepción de una sociedad solidaria en la que no existe la libertad individual sin la colectiva. A partir de estos principios destacan cinco corrientes principales (extraídas de http://historiaybiografias. com/anarquismo/).
1) Individualistas y nihilistas. Max Stirner (1806-1856)
plasmó en El único y su propiedad una visión individualista del hombre,
despojado de cualquier referencia social. Exalta como único valor el
«yo», preconizando una «unión de egoístas» y el enriquecimiento personal
sin ninguna solidaridad. Esta interpretación dedvó en el nihilismo, que
rechaza cualquier principio moral o ley natural.
2) Mutualistas. Seguidores
de Proudhon, creyeron en la resolución del problema social sin
violencia. El cambio llegaría de la proliferación de sociedades de apoyo
mutuo que aseguraran la justicia a través del intercambio recíproco de
bienes, servicios y valores morales.
3) Anarco-colectivistas. También
llamados bakuninistas, en honor del ruso Mijail Bakunin (1814-1876),
impulsor del movimiento anarquista en Europa. Bakunin heredó de Proudhon
el federalismo y la importancia concedida a las asociaciones de
obreros. En cambio, entendía que la violencia era consustancial a la
revolución. Cataloga al campesinado no propietario como el principal
motor revolucionario y defiende la colectivización de los medios de
producción a cargo de instituciones (comunas) de voluntaria integración, pero manteniendo el salario como forma de distribución de la producción.
4) Anarco-comunistas. El príncipe ruso Piotr Kropotkin (1842-1 921)
revitalizó el anarquismo sobre fundamentos científicos y con un
componente ético más acusado. En contra de los anarco-colectivistas,
negó la validez del salario como forma de retribución en la sociedad
futura. El principio «de cada uno según sus recursos, a cada uno según
sus necesidades» recoge el espíritu de esta escuela, cuyo proyecto se
denomina comunismo libertario.
5) Anarco-sindicalistas. Esta
doctrina predica la fusión del anarquismo con el sindicalismo. El
sindicato se convierte en el centro de la actividad obrera y los medios
de lucha y concienciación se amplían. Incluían una nueva táctica, la
huelga general, con la que se pretendía el colapso del sistema
capitalista , y en última instancia, la revolución.
Aunque
sus similitudes con el comunismo y el socialismo científico son más que
evidentes, su diferencia principal radica en la concepción de la
historia (fuerza individual frente a social) y el poder (destruirlo
frente a tomarlo). Quizás, estas dos confrontaciones explican el por qué
el anarquismo ha sido mucho más castigado y perseguido que el
comunismo.
1.Anarquismo en España. Orígenes.
Aunque
parezca que las teorías marxistas y todo lo que de ellas deriva haya
ganado la batalla para llevar la voz cantante en el movimiento obrero a
nivel ideológico, el anarquismo ha tenido enorme fuerza a lo largo de
mucho tiempo en países de todo el mundo; sin ir más lejos, España ha
sido considerada desde el principio como uno de los referentes por su
desarrollo, su fuerza y su capacidad de acción. Ya a comienzos de la
industrialización se vivió en Cataluña una serie de ataques de Ludismo
que dejó sentado un precedente de lo que sería luego el tan temido
anarquismo catalán.
En
concreto, algunos expertos tienden a identificar diversos hechos de la
historia española (muy tendente a levantamientos populares) como
muestras de que la revolución anarquista, de carácter espontáneo, podría
llegar en cualquier momento; no hay que olvidar levantamientos
campesinos de todas las índoles, aparte de revoluciones en toda regla
(como la propia Guerra de la Independencia).
Políticos
españoles del siglo XIX fueron muy influenciados por el pensamiento
anarquista: sin ir más lejos, Pi y Margall (presidente de la I
República) conoció y admiró la obra del ya citado Proudhon, además de
traducir libros vinculados con el anarquismo ("La filosofía del
Progreso"). Muchos miembros de su partido, al ser este disuelto,
nutrieron las filas del movimiento anarquista.
El
anarquismo en España fue verdaderamente conocido y seguido a partir de
la I Internacional: Bakunin envió a un colaborador suyo, Fanelli, para
que consiguiera adherir militantes españoles a su causa. Y, como quedó
claro posteriormente, lo consiguió. Tras sembrar el germen en Madrid y
Barcelona, el movimiento se fue extendiendo prácticamente sólo por toda la península (destacando Valencia y Andalucía).
Ahora
bien, se produjo un hecho realmente trascendente en la historia del
movimiento obrero y que supuso la separación irreconciliable de
anarquistas y socialistas: Marx y Engels decidieron expulsar a Bakunin
de la Internacional, tras el congreso de La Haya. Corría el año 1872. A
partir de aquí, los anarquistas en general se organizaron por su cuenta,
y la Federación Española (compuesta principalmente por anarquistas)
expulsó a la tendencia socialista de su seno: estos, entre los cuales
estaba Pablo Iglesias, constituyeron el embrión del futuro PSOE.

Paralelamente,
el Sexenio Revolucionario en España se llevaba por delante al rey
Amadeo I; los izquierdistas españoles de todas las tendencias vieron la
oportunidad única para tomar el poder. La posterior revuelta
cantonalista generó una ola de violencia en la que el ejército español
asumió el mando práctico del país y aplastó la sublevación obrera. Por
ello, se inició una verdadera campaña de odio desde la prensa hacia los
anarquistas en particular, lo que conllevó que fueran declarados
ilegales y pasaran a la clandestinidad.
En
1875, Sagasta legalizó este tipo de asociaciones. Por ello, la
Federación volvió a agruparse públicamente. Sin embargo, en determinados
lugares como Andalucía sufrieron fuertes persecuciones y condenas a
muerte; por ello, se generó la ruptura entre los que deseaban continuar
con las huelgas violentas y los crímenes y los que deseaban relajar un
poco la tensión. Esta escisión originó problemas en el seno del
movimiento, hasta el punto de que la Federación se extinguió.
2. Auge de la violencia. La CNT. Atentados más sonados.
Se
llega al punto clave del movimiento anarquista español: la violencia. A
raíz de un congreso celebrado en Bélgica en 1877, la corriente en
general se radicalizó sin ningún tipo de complejos, abogando por los
atentados de todo tipo. Tras intentos fallidos sobre el Káiser Guillermo, en España llegaron de la mano de dos jóvenes a finales de los
setenta: ambas tentativas, aunque carecían de organización y estructura
(y muy posiblemente fueran simples ciudadanos rasos, que no tenían
vínculos fuertes con el anarquismo), sirvieron para dos cosas. Por un
lado, para demonizar la militancia de partidos de esta clase. Por otro, estos tomaron conciencia del verdadero pánico que podían causar en la burguesía al atacar de esta forma.
Texto extraído de http://www. historiadeiberiavieja.com/ secciones/historia- contemporanea/atentados- anarquistas-marcaron-historia- espana
A
lo largo de los años venideros, el anarquismo se recrudeció. En España,
se produjeron atentados contra prácticamente cualquier elemento
representativo de estado, el ejército o la Iglesia. Martínez Campos
sobrevivió a un intento de bomba. El Corpus de Barcelona de 1896 estuvo
manchado de sangre, lo que generó una fuerte represión sobre
anticlericales y anarquistas. Un año después Cánovas del Castillo es
asesino a balazos en un balneario; Maura salió ileso por muy poco de un
atentado con explosivos en 1904, dos años antes del intento de asesinato
de los Reyes de España durante un paseo por Madrid. Canalejas y Eduardo Dato, ambos presidentes del gobierno, fueron tiroteados a principio del
siglo XX.
También
estuvieron presentes en los hechos más sangrientos del inicio del siglo
pasado en España: especialmente destacado fue su papel en la Semana
Trágica de Barcelona, revuelta originada por las guerras en Marruecos y
las levas, que generaban enormes cantidades de muertos. A lo largo y
ancho de Barcelona, los diversos componentes del movimiento obrero se
levantaron en armas con tal ímpetu que el estado envió a más de diez mil
soldados para controlar una revuelta que adquirió carácter de guerra
urbana en muchos momentos.

En
1910, se funda en Barcelona la CNT (Confederación Nacional del
Trabajo), en respuesta a la UGT. Esta asociación, de ideología
anarquista, tuvo verdadera fuerza en los años siguientes. Compuestos
como un sindicato, su extenso programa político y sus medidas sociales
hicieron que creciera sin techo en la difícil etapa de la Primera Guerra
Mundial.
Como
se puede ver, el anarquismo vivió una etapa de auge y radicalidad en
este momento. Entre las causas se halla sin duda la existencia de una
prensa muy amplia a su favor, así como una represión realmente fuerte en
su contra por parte de los patrones, temerosos de una nueva Comuna de París. Esta presión generó precisamente el efecto contrario, como es
manifiesto (más información en http:// brevehistoriadelmovimientoanar quista.blogspot.com.es/2012/ 09/una-breve-historia-del- anarquismo_11.html)
Tras
la caída del gobierno civil, en 1923 sube al poder Primo de Rivera como
solución del régimen a una verdadera crisis interna. Este adoptó una
posición bastante común en la época en un principio: intentó atraerse a
la UGT, mientras que rechazó de plano el anarquismo en cualquiera de sus
manifestaciones. Ello le llevó a querer controlar a la CNT a toda
costa, por lo que les sumió en una virtual clandestinidad mediante la
encarcelación o expulsión del país de sus líderes, su fomento del
pistolerismo y los ataques reiterados a sus militantes. Todo ello
culminó con la prohibición tras el asesinato de un verdugo civil en
Barcelona a su completa ilegalización. Muy debilitados, tras la caída de
Primo se volvieron a reorganizar y fueron protagonistas de hechos
sonados.
Quizás,
la verdadera particularidad del anarquismo en España consiste en la
importancia que se se le dio a las asociaciones; generalmente
organizados a lo largo de Europa en grupos diversos por ideología o
simpatía, los anarquistas españoles crearon la FAI en 1927 como una
forma de organización y extensión del movimiento. Este hecho fue un gran
paso, aprovechando la debilidad cada vez más notoria del régimen de
Primo.
Aunque
estarían al borde de prácticamente desaparecer con el franquismo, los
hechos más conocidos y notorios de la acción anarquista en España
estaban por llegar justo antes de la Guerra Civil española. Se trata en
concreto de dos hechos: Casas Viejas (1933) y la Revolución de 1934.
El
primero fue uno de los momentos más turbios del gobierno de Azaña, y
que llevó a su caída unos meses después. En Casas Viejas, Cádiz, varios
militantes anarquistas de la CNT se sublevaron y atacaron el cuartel de
la Guardia Civil, matando a varios agentes. La respuesta del gobierno
fue muy rápida, enviando decenas de miembros de las fuerzas de
seguridad. Estos emprendieron prácticamente una masacre contra todo
aquel que fue acusado de anarquista, matando a 23 personas. Este hecho
fue investigado y supuso el fin del gobierno de Azaña.
La
Revolución de 1934 fue el segundo gran levantamiento anarquista en
aquellos años. En conjunto con otras facciones obreras (alentados por
figuras como Largo Caballero), se levantaron miles de obreros contra la
entrada de la CEDA (partido de derechas conservador español) en el
gobierno. Aunque fue muy amplia, con enorme incidencia en Cataluña o el
País Vasco, donde la CNT presionó en favor de esta fue en Asturias.
Allí, se aliaron con la UGT en la "Unión de Hermanos Proletarios" y
dirigieron una insurrección minera de tamaño calibre que generó ataques
contra iglesias, conventos, fábricas y cuarteles militares y de la
Guardia Civil. El gobierno, tras evidentes problemas para controlar la
sublevación (que adquirió una vez más tintes de Guerra Civil) fue
implacable en la posterior represión de los implicados.
Tras
un periodo de expansión final en la Guerra Civil, con el franquismo
fueron realmente maltratados y atacados. El último repunte anarquista
serio vivido en España se produjo en los años finales de la dictadura y
el principio de la Transición, aunque jamás llegó a tener la fuerza que
mostró a principios del siglo XX.